Verbena bonariensis |
La verbena bonariensis se caracteriza por ser una planta muy fácil de reproducir. Para reproducirla, bastará con coger una cabeza de flores que esté ya algo pasada y al darle unos golpes suaves, aparecerán unas pequeñas bolitas. Estas bolitas son las semillas.
Una vez las se recolectan las semillas, hay que introducirlas en sustrato para que al de un tiempo comiencen a crecer las nuevas plantas de verbena. Por lo general se adapta bien a todo tipo de suelos, incluso a los de compuesto arenoso o los pedregosos, para esta plata lo más importante es que el sustrato sea capaz de eliminar el agua sobrante con facilidad y que no se produzcan retenciones.
Tiene una buena aceptación a los periodos de sequía ocasional, asimismo sobrelleva sin problema el intenso calor del verano. Es resistente a las plagas de jardín, pero hay que controlar el exceso de riego ya que favorece la aparición de hongos. No es una planta que requiera de abonados regulares, bastará con hacerlo al principio de la temporada con un fertilizante de liberación lenta. La multiplicación no presenta complicaciones y se realiza por medio de semillas sembradas hacia finales del invierno. Esta planta de fácil mantenimiento tiene un porte moderadamente ramificado y erguido.
Los tallos miden entre 50-100 cm de altura y pese a ser una vivaz se cultiva como anual, por lo que hay que renovarla cada temporada. Organiza matas con escasa concentración de hojas, éstas nacen opuestas, son estrechas y largamente elípticas, con el margen dentado y nervios muy marcados por su revés. Ambas caras de las delgadas hojas están recubiertas de cortos pelos rígidos que le dan una percepción áspero cuando se tocan.
Las flores son muy pequeñas y tubulares, agrupadas en cimas densamente pobladas, con una tonalidad que puede ir desde el color violeta más claro hasta el más oscuro. La floración tiene lugar al inicio del verano y se prolonga sin interrupción hasta la llegada de las primeras heladas. Las inflorescencias son muy atractivas para las mariposas, estos insectos suelen visitar en masa a esta planta para beneficiarse del rico polen que producen sus flores.
Una vez las se recolectan las semillas, hay que introducirlas en sustrato para que al de un tiempo comiencen a crecer las nuevas plantas de verbena. Por lo general se adapta bien a todo tipo de suelos, incluso a los de compuesto arenoso o los pedregosos, para esta plata lo más importante es que el sustrato sea capaz de eliminar el agua sobrante con facilidad y que no se produzcan retenciones.
Tiene una buena aceptación a los periodos de sequía ocasional, asimismo sobrelleva sin problema el intenso calor del verano. Es resistente a las plagas de jardín, pero hay que controlar el exceso de riego ya que favorece la aparición de hongos. No es una planta que requiera de abonados regulares, bastará con hacerlo al principio de la temporada con un fertilizante de liberación lenta. La multiplicación no presenta complicaciones y se realiza por medio de semillas sembradas hacia finales del invierno. Esta planta de fácil mantenimiento tiene un porte moderadamente ramificado y erguido.
Los tallos miden entre 50-100 cm de altura y pese a ser una vivaz se cultiva como anual, por lo que hay que renovarla cada temporada. Organiza matas con escasa concentración de hojas, éstas nacen opuestas, son estrechas y largamente elípticas, con el margen dentado y nervios muy marcados por su revés. Ambas caras de las delgadas hojas están recubiertas de cortos pelos rígidos que le dan una percepción áspero cuando se tocan.
Las flores son muy pequeñas y tubulares, agrupadas en cimas densamente pobladas, con una tonalidad que puede ir desde el color violeta más claro hasta el más oscuro. La floración tiene lugar al inicio del verano y se prolonga sin interrupción hasta la llegada de las primeras heladas. Las inflorescencias son muy atractivas para las mariposas, estos insectos suelen visitar en masa a esta planta para beneficiarse del rico polen que producen sus flores.
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